A diferencia de las economías abiertas como la española, China mantiene un férreo control sobre los flujos de capital. No se puede simplemente transferir dinero fuera del país. La repatriación de beneficios por parte de una filial china (conocida como WFOE, Wholly Foreign-Owned Enterprise) a su matriz española debe seguir un procedimiento estricto.
El Proceso Legal y Fiscal:
- Auditoría Anual: La empresa en China debe completar su auditoría financiera anual y presentar sus cuentas.
- Liquidación del Impuesto de Sociedades: Se debe calcular y pagar el Impuesto de Sociedades chino (actualmente al 25% sobre los beneficios).
- Aportación a Fondos de Reserva: La ley exige destinar un porcentaje de los beneficios después de impuestos a ciertos fondos de reserva obligatorios, hasta que estos alcancen un determinado capital.
- Declaración de Dividendos: Una vez cumplidos los pasos anteriores, la junta directiva de la filial puede declarar formalmente los dividendos a distribuir.
- Pago de la Retención (Withholding Tax): Sobre los dividendos a transferir, se debe pagar la retención en origen correspondiente, que gracias al CDI con España se limita a un 10% (o 5%).
- Solicitud a la SAFE: Finalmente, con toda la documentación (declaraciones de impuestos, resolución de la junta, etc.), se presenta la solicitud ante la State Administration of Foreign Exchange (SAFE) para que autorice la conversión de los yuanes (RMB) a euros y su transferencia internacional.
Aunque el proceso es burocrático, es un flujo bien establecido. Una planificación financiera adecuada y una gestión documental impecable son la clave para asegurar un proceso de repatriación fluido y predecible.
